¿CÓMO IDENTIFICAR UNA OBRA LITERARIA?
Una breve explicación
Identificar lo literario de cada una de todas las partes que componen a la
literatura es una tarea interminable de origen. De fines inciertos, la
literatura transcurre como nosotros a través del tiempo y con ese transcurrir
sus formas y distintos. Es decir, la literatura jamás queda rezagada con el
paso de los años y el trajinar de los problemas de la humanidad. Al contrario,
cada época termina por platear sus propias problemáticas para determinar con la
mayor objetividad lo escurridizo de lo literario. ¿Qué es entonces lo que determina a una obra
literaria? ¿Qué lo hace en nuestros días? Las respuestas, como nos ha enseñado la
historia de la literatura, llegan tardías, sólo con los años podemos ver con
claridad lo descifrable.
La cantidad de obras literarias que se
publican con año, tanto en poesía, cuento, novela o ensayo; dificulta sin duda la
capacidad de alcanzar con la lectura individual un gran panorama literario.
Esta problemática se añade a las demás que la crítica literaria ha
abordado a lo largo de los siglos. Así, se ha llegado a postulados más o menos
estables que permiten diferenciar una obra mala de una buena obra literaria.
Para determinar el valor de una
obra literaria es necesario tomar como partida tres elementos esenciales: 1)
los fundamentos que la teoría y la crítica establecen para el análisis; 2) las
nuevas temáticas y su manifestación frente a la realidad; y por último 3) la
consolidación del mercado editorial, la web literaria y la nueva figura del lector.
Cada una de estas partes permite hacer un análisis del quehacer literario.
1) Los
fundamentos que la teoría y la crítica literaria establecen.
En el mundo del análisis literario hay
términos que ayudan a delimitar las diferencias que surgen al momento de
señalar la calidad de una obra literaria. Dentro de la teoría y la crítica
literarias se utiliza un término que condensa esto a grandes rasgos: la literaturidad. Este concepto no
refiere a lo que es la literatura como un ente estable, sino aquello que
es difícil determinar de lo literario frente a lo que no lo es. Entonces más
que un concepto es una herramienta para reflexionar sobre lo inminente de lo
literario en todas las obras, lo que comparten en su universalidad. Jonathan
Culler, licenciado por la Universidad de Oxford en literatura comparada,
enumera tres elementos esenciales para identificar lo literario:
El problema esencial
consiste en encontrar particularidades específicas de las obras literarias que
sean lo suficientemente generales para manifestarse en la prosa como en la
poesía. Esta literaturidad posee tres rasgos fundamentales: 1) los
procedimientos del foregrounding (puesta en manifiesto) del
propio lenguaje; 2) la dependencia del texto respecto de las convenciones y sus
vínculos con otros textos de la tradición literaria, y 3) la perspectiva de
integración composicional de los elementos y los materiales utilizados en el
texto.(Angenot, Bessiere, & et al, 2014, pág. 39)
El fourgrounding o puesta en manifiesto
es cuando el lenguaje se hace evidente no sólo en su función de significar
algo, sino en su expresión gráfica o formal, como sucede con la poesía por lo
regular. Algunos ejemplos de fácil comprensión podrían ser: la rima, las aliteraciones, los neologismos y el lenguaje figurativo, éstos últimos en el plano del sentido (Angenot,
Bessiere, & et al, 2014). Estos recursos no comunican sólo un mensaje a
través del lenguaje, sino que evidencian la materialidad que el lenguaje puede
lograr y cómo a través de ella se puede comunicar algo más allá del significado
común de las palabras. El segundo punto refiere a la ubicación que tiene
la obra frente a la tradición literaria, qué es lo que comparte con esa
tradición y qué la distingue. El último punto es un derivado de los dos puntos
anteriores donde la obra exhibe una composición total como texto, un todo
independiente como obra con sus propias reglas y fundamentos. La obra como un mundo
autónomo.
Para entender más cada uno de los puntos
es necesario remitirse a las teorías que la crítica literaria ha elaborado para
enfrentarse en específico a cada uno de los tantos problemas que conllevan
definir lo literario en una obra. Sin embargo, aunque el aspecto económico no entra como tal en
estos tres puntos tan esenciales es importante considerarlo al momento de
intentar comprender a la literatura contemporánea. Es verdad que la venta de un
libro no puede determinar con seguridad su calidad, pero los efectos que la
publicidad causa terminan por hacernos creer que así es. Consideran do entonces la multiplicidad de agentes que intervienes se podrías decir: “En estas
conclusiones, podríamos llegar a la conclusión de que la literatura no es
ninguna otra cosa más que aquello que una sociedad determinada trata como
literatura: es decir, un conjunto de textos que los árbitros de la cultura
–profesores, escritores, críticos, académicos- reconocen que pertenece a la
literatura” (Angenot, Bessiere, & et al, 2014, pág. 37). Bajo
esta visión parece más un acto social que literario, no obstante, una porción
del problema de lo literario se encuentra ante esas decisiones y para la
crítica contemporánea parece más determinante que la obra misma, haciendo que lo extraliterario termine por establecer la calidad de
las obras, como sucede en las reseñas literarias basadas en las estadísticas
de las ventas.
2) Las nuevas temáticas y su
manifestación frente a la realidad.
Colocándonos en el presente, la búsqueda
del sentido literario sigue siendo tan importante en estos tiempos y los
aspectos formales que alguna vez fueron tan esenciales en lo literario, han ido
desapareciendo en algunas expresiones literarias. Un ejemplo de ello se
encuentra con claridad en la poesía que se crea bajo el verso libre, algo inimaginable en
el pasado donde la métrica era ley . Esta forma de hacer verso , sin embargo,
contiene dos preceptos esenciales de lo literario: la distinción de la
literatura del pasado y un posible postulado del porvenir literario. Otro
ejemplo, ya en el plano temático, es la crítica feminista. Las críticas que el
feminismo hace contra la literatura son más de índole social que literario,
sin embargo, su postulado de reformular los criterios de selección de las
grandes obras ha surtido efecto. El feminismo literario vuelve al pasado para
rescatar de la historia literaria a todas las mujeres, sus aportaciones y su
pensamiento. Este rasgo de considerar a la mujer como un rasgo de distinción
había sido prácticamente ignorado hasta ese momento por la crítica. Sin
embargo, reitero que no debemos olvidar que los criterios feministas suelen ser
más ideológicos que literarios, un distintivo que parece dominar en
gran medida a la crítica contemporánea y que termina por volver más
confusa la comprensión de la literatura.
Las nuevas ideologías que han ido
surgiendo con el paso de los años han terminado por afectar a los estudios
literarios. La literatura parece ofrecer, dentro de la reflexión contemporánea
del término literatura, un ensayo a posibles problemas sociales. No obstante, este
punto de vista, en la mayoría de los casos, juzga a la literatura
exclusivamente por su contenido, es decir, qué tratamiento da a las
problemáticas contemporánea, pero no siempre parece hacerlo en concordancia con
la noción contenido-forma-calidad, sino que exclusivamente del contenido aclama la calidad de una obra, y muchas veces olvidad los
aspectos propios de la creación literaria.
3) la consolidación del mercado
editorial, la web literaria y el nuevo lector.
En un plano crítico más específico hay
autores que proponen un desglose más detallado de lo que debería tener una
obra literaria. José Antonio Hernández Guerrero propone en su libro Teoría,
historia y práctica del comentario literario los siguientes: “la
distinción de niveles lingüísticos –fonético, gramatical y léxico-, la
oposición entre la expresión y el contenido, la comparación con otras obras
análogas, la identificación de influencias, la verificación de las intenciones
del autor o la valoración de las interpretaciones de los lectores” (José
Antonio Hernández Guerrero, 2005, pág. 20). Cada uno de estos puntos parece
resumir desde una perspectiva más directa los elementos que Jonathan Culler
describe como inherentes a una obra literaria.
El último de los puntos que Hernández
Guerrero menciona como pauta para el análisis parece ser esencial para entender
la literatura contemporánea, me refiero a la valoración de las interpretaciones de
los lectores. Ahora más que nunca el lector ha tomado un papel predominante en la
manera de hacer literatura. Aquí se manifiestan dos partes esenciales de la
crítica de nuestros días: la formación de ideales literarios de parte del
lector, y la tradición y relevancia que se ha ido formando de la figura lector. La industria del
libro ha permitido que la lectura literaria se establezca como una actividad esencial en
la contemporaneidad. Los clubes de fans, los amantes de géneros literarios específicos, los
efectos publicitarios de las reseñas literarias y la importancia de la figura
del escritor como proveedor de necesidades narrativas son sólo algunos
problemas que tambalean a la crítica para emitir veredictos. De tal forma que
algunos resultados están fundamentados en falacias como: 1) la cantidad
de lectores influye en la determinación de las obras maestras; 2) que un autor
leído por millones por todo el mundo con ventas que nunca bajan no puede ser
considerado más que bajo la etiqueta de Best seller; 3) la gran literatura es
universal y para todo público. Si bien esos postulados no son meramente
teóricos, si permiten a la crítica considerar una de las características
esenciales del hecho literario: la interacción de la literatura con su público.
La web ha introducido un nuevo tipo de
literatura y un nuevo tipo de lector. Por ser un soporte de interacción rápida,
se ha popularizado en ella la microficción y la literatura que aboga por el
todos. Sin embargo, la academia aún no ha establecido unos verdaderos
parámetros para entender esta nueva literatura universal. Algunos aún se portan
escépticos ante su valor literario más por el soporte que la contiene que por
su contenidos, y otros, como los escritores mexicanos Alberto Chimal y Mauricio
Montiel, apuestan al por mayor por ella. Estos escritores promueven la literatura por
twitter, pero Mauricio Montial ha llevado la plataforma como soporte de una
novela completa titulada El hombre de twitt, novela construida por
medio de twitt y en interacción con el lector. ¿Podríamos llamar a estos nuevos modelos
como la nueva literatura?
Conclusión
Tomando este panorama de la crítica
literaria y considerando los fundamentos actuales, sumando a la influencia del
mercado que es difícil dejar de lado, la crítica se enfrenta más que nunca a
luchar contra estereotipos literarios que permean sin duda la oferta literaria que se
ofrece. Los beneficios mercantilistas en la distribución de libros ha traídos
grandes beneficios: la constante interacción de distintas literaturas
provenientes de todas partes del mundo, la accesibilidad en la compra de
libros, la inversión en grandes bibliotecas que gestionan servidores en la web
para acceder al conocimiento de sus estanterías, así como el costo y ganancia
hacia los autores. Pero esos mismos elementos han desembocado en uno de los
problemas más grandes de la crítica literaria: la imposibilidad de
leer la producción literaria a un ritmo adecuado a la industria del libro, lo que a la larga
dificulta parámetros críticos estables.
Los postulados anteriores a la crítica
del siglo XX no se enfrentaban a un problema de esta magnitud como el que la
crítica contemporánea tiene: la producción masiva de obras literarias. El
número de obras que un crítico tiene que leer para emitir los postulados es
enorme, y lo hace indudablemente a partir de la crítica anterior a él, algo que
involucra todos los postulados reinantes hasta ahora: lo lingüísticos, el
sentido, el mercado, la comparación entre distintas literaturas, entre muchos
otros. De esta forma se evidencia uno de los problemas reinantes de la crítica literaria de la actualidad: el concepto de best seller. Sin duda uno de los problemas más debatidos .
Por otra parte, en la actualidad también parece
reinar esa idea romántica de creer que es posible identificar a la
gran literatura bajo un misterioso instinto natural. Tal postura establece que
las grandes obras maestras de la literatura se identifican con una especie de intuición literaria, que tan solo avanzar
las primeras páginas o los primeros versos, se debe reconocer la grandeza de la
obra. Como postulado meramente subjetivo esta visión parece generar más
problemas, pues involucra el gusto individual por cierto género de obras o por
cierto autor, haciendo la falsa idea de que todo juicio literario es válido
desde la experiencia subjetiva. Un ejemplo de ésto es de fácil comprobación con el
creciente grupo de youtubers (no sólo los de literatura
juvenil, sino también aquellos que pretenden hacer un comentario crítico), que
toman el comentario literario como la mención del suceso narrado, pero no dicen nada de su construcción ni de los recursos utilizados por el
autor para lograr los efectos en su escritura. Si bien, la literatura suele ser
una experiencia principalmente individual, su análisis no debe serlo.
Por último, a la crítica no le queda más
que recurrir a comparar lo que se produce ahora con las ya postuladas obras
maestras de la literatura. Por lo pronto, éstos son sólo algunos postulados que la crítica y la teoría toma en cuanta al lanzar un veredicto.
Bibliografía
Angenot, M., Bessiere, J., & et al. (2014). Teoría literaria. México:
Siglo XXl.
José Antonio Hernández Guerrero, M. d. (2005). Teoría, historia y
práctica del comentario literario. España: Ariel.
literaria, H. d. (2008). David Viñas Piquer. España:
Ariel.
Twitter:
Alberto Chimal: https://twitter.com/albertochimal?lang=es
Mauricio Montiel: https://twitter.com/elhombredetweed?lang=es
El fourgrounding o puesta en manifiesto es cuando el lenguaje se hace evidente no sólo en su función de significar algo, sino en su expresión gráfica o formal, como sucede con la poesía por lo regular. Algunos ejemplos de fácil comprensión podrían ser: la rima, las aliteraciones, los neologismos y el lenguaje figurativo, éstos últimos en el plano del sentido (Angenot, Bessiere, & et al, 2014). Estos recursos no comunican sólo un mensaje a través del lenguaje, sino que evidencian la materialidad que el lenguaje puede lograr y cómo a través de ella se puede comunicar algo más allá del significado común de las palabras. El segundo punto refiere a la ubicación que tiene la obra frente a la tradición literaria, qué es lo que comparte con esa tradición y qué la distingue. El último punto es un derivado de los dos puntos anteriores donde la obra exhibe una composición total como texto, un todo independiente como obra con sus propias reglas y fundamentos. La obra como un mundo autónomo.
3) la consolidación del mercado editorial, la web literaria y el nuevo lector.
Conclusión
Bibliografía
Angenot, M., Bessiere, J., & et al. (2014). Teoría literaria. México:
Siglo XXl.
José Antonio Hernández Guerrero, M. d. (2005). Teoría, historia y
práctica del comentario literario. España: Ariel.
literaria, H. d. (2008). David Viñas Piquer. España:
Ariel.
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