martes, 13 de septiembre de 2016


LA FICCIÓN COMO VICIO INMEMORIAL




MICROTEXTOS





ANIMAL DE VICIOS Y PALABRAS

Las palabras provocan una adicción muy particular y se desplazan como un vicio más fuerte que el adicto. En la búsqueda interminable por renovar los viejos trucos de la ficción, el hombre se ha empeñado en buscar nuevas formas que lo lleven más arriba, que le proporcione una nueva experiencia de de esa realidad hecha de lenguaje. Además, como animal voraz, se ha hecho adicto a las historias; depende de ellas como el drogadicto a la heroína o el fumador al cigarrillo; las necesita para enfrentarse a la peligrosa ilusión que las palabras alzan a su alrededor; y al no poder librarse de ese vicio echo de palabras y de engaños, ha creado su propio catálogo de ficciones:



CUÉNTAME UN CUENTO

El inicio en la ficción comienza en la niñez, cuando se aprende que con palabras se somete la existencia y se puede obtener dominio a través de ellas. El cuento infantil enseña que lo que se dice puede alterar la realidad que el lenguaje nos produce. Por tanto, al niño se le cuentan historias que lo preparen para esa realidad específica hecha de infinito verbal; y si la carencia aparece, un misterioso instinto se manifiesta, pues el niño por sí mismo solicita que le cuenten qué hay más en ese basto mundo en el que ha llegado.






EL INSTANTE

La pintura demostró que también se puede contar una historia en la contemplación. En ella las historias se presentan en el instante detenido que hay que poner en movimiento en nuestras mentes. El franco adicto a las historias encuentra una satisfacción enorme en contemplar por largo tiempo lo que se esconde en el instante cautivo de una pintura o una fotografía. Así los pintores, y posteriormente los fotógrafos, comprendieron que la noción del mundo narrativo se podía explotar desde el instante, que no era necesario encausar una sucesión de palabras o imágenes para contar la historia de alguien, o mejor dicho de algo, pues con la fotografía los objetos y el mundo material en general, terminaron por convertirse en los portadores de una nueva historia del mundo.



EL MOVIMIENTO

El cine se aprovecha de recursos que pretenden un avance del atado de la literatura a la palabra y de la imagen estática a la pintura y la fotografía. Por su naturaleza, el cine apela primero a los sentidos físicos y después a los intelectuales, siempre en busca del efecto más rápido. Así, el cine se presenta en una explosión de luz y sonido ensamblados al compás de una historia, lo que provoca que oír y ver al mismo tiempo una historia termine por ser más tentador que sentarse a leer en un silencio que puede ser fácilmente interrumpido. Por si no fuera poco en su afán de superar a las otras formas de crear ficción, el cine se hizo de sus propios lugares de consumo masivo, algo así como los antiguos centros de fumadores de opio.



¿ADICTOS A LA FICCIÓN?

La ficción, como todo vicio, tiene su mal evidente. El chisme y el cotilleo son las formas más bajas de la manifestación de este vicio tan particular. No sólo hacen que crezca un interés desmedido por conocer lo que se avecina, sino que se agrega al cotilleo aquello que emociona, disgusta o impacta, a placer de que el afectado sea el otro.





UN MUNDO PARA CADA QUIEN

Negar la realidad por medio de la ficción es casi un efecto natural, reinventar lo que disgusta o fascina por medio de la fábula, el cuento y la imaginación. Es justamente esta cualidad la que nos condena como seres de historias, pues recreamos una y otra vez las historias de felicidad, o mucho más aún, historias de infortunio.



LA ABUELA

Recreamos el mundo ficticio en base a los peligros que podemos correr en el mundo. Es así que los tópicos de la literatura y la ficción avanza de acuerdo a los problemas que la vida presenta. Esto da como resultado que el adulto se aburra con historias de princesas porque sabe que sólo se tiene que enfrentar a eso en la realidad del lenguaje y no en una realidad física. El niño aún se encuentra en proceso de distinguir entre las dos realidades y se ve acorralado entre dos mundos "posibles" y "reales". Es así que, con el paso de los años, la tragedia se vuelve el género por excelencia porque conjunta ambas realidades. Así, el adulto almacena recuerdos de sus vivencias reales, pero también los almacena de lo que la ficción le enseña y, su siguiente papel en el efecto progresivo por la conservación de la invención y la fantasía es iniciar a los otros en esa realidad narrativa, de ahí la imagen de la abuela que cuenta historias a los nietos.

 



UN ARMA DE DOBLE FILO

La ficción modifica la percepción del mundo y se usa también para el engaño y la tortura, derivaciones desprendidas de la naturaleza humana. Contar a los otros lo que no quieren escuchar, lo que disgusta, es falso o los hechos que más daño puedan causar, son tan sólo algunas maneras de lastimar con los alcances de una ficción diseñada para infligir daños.


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